Historia definitiva del gallo tartamudo.

Trabajábamos en clase algunas de las ideas de Gianni. Rodari.,
del que ya hemos hablado aquí en alguna otra ocasión (Ver esta entrada)
Creo recordar que se trataba de contar una historia utilizando el "Que pasaría si ... " 
En este caso un gallo de corral, de esos de colores vistosos, muy peripuesto y chulito,
amo de muchas gallinas, ... pero que  no supiera cantar.
Cristina escribió el relato que más gustó a todos y se llevó el positivón
(bueno, en aquella época todavía no había positivones, 
- ni pizarras digitales, ni internet en las aulas; hablo de una época remota... - 
pero lo digo para que me entendáis)
Por Cristina Rojas.
ESO2ºC
Curso escolar 2008/09
IES "Guadalpín"

"Hace mucho tiempo, en una granja de Jaén, el gallo padre comunicó a toda la comunidad que iba a tener un pollito. Cuando pasaron dos semanas, el huevo se abrió y de él salió el pollito más bonito que nadie hubiera visto nunca. Toda la granja estaba encantada con Lolo (que así lo llamaron), hasta que pasados dos meses, cuando hizo su primer “kikirikí”…, comprobaron que era tartamudo. La vergüenza del gallo padre fue muy grande.
Lolo creció junto a los demás pollos de su quinta y, al llegar a la adolescencia, la granja organizó su famosa competición de gallos despertadores del pueblo. Lolo, armado de mucho valor, se presentó dispuesto a todo. Pero, lógicamente, lo descalificaron en la primera ronda, porque se puso muy nervioso y empezó a tartamudear. Lolo, lleno de ira, se rebeló y decidió meterse a gallo de pelea. Si no servía para otra cosa, por lo menos pelearía... Pero pasó el tiempo, y se dio cuenta de que su verdadero sueño, desde pequeño, era ser cantante, no luchador.
Por aquel tiempo, se preparaba la boda de la gallina más hermosa de la granja y se organizó un concurso de canto para encontrar al mejor esposo. Lolo sabía que no tenía posibilidades de ganar, pero aún así se inscribió para por lo menos intentarlo. Así fue como se presentó, pero cuando llegó su turno, el último, empezó a tartamudear. El jurado estaba a punto de echarlo cuando la novia mandó callar a todos y confesó que aquel gallo había sido el que más le había gustado, que era muy guapo, ya que tenía un plumaje color fuego ardiente, y que tenía el canto más original de todos. Así que lo aclamaron ganador: lo casaron con la gallina hermosa y lo nombraron despertador oficial de la granja."

Nota final del profe:
Cristina abandonó su carrera literaria 
y hoy es una brillante universitaria de criminología en la UMA.
Aun así, le agradezco su permiso para publicar este relato.

(Si hay algún interesado en consultar las técnicas de taller literario de Rodarí,

Una reflexión de García Márquez.

[...]
¿Con qué se comen las letras?
Los colombianos, desde siempre, nos hemos visto como un país de letrados. Tal vez a eso se deba que los programas del bachillerato hagan más énfasis en la literatura que en las otras artes. Pero aparte de la memorización cronológica de autores y de obras, a los alumnos no les cultivan el hábito de la lectura, sino que los obligan a leer y a hacer sinopsis escritas de los libros programados. Por todas partes me encuentro con profesionales escaldados por los libros que les obligaron a leer en el colegio con el mismo placer con que se tomaban el aceite de ricino. Para las sinopsis, por desgracia, no tuvieron problemas, porque en los periódicos encontraron anuncios como éste: “Cambio sinopsis de El Quijote por sinopsis de La Odisea”.Así es: en Colombia hay un mercado tan próspero y un tráfico tan intenso de resúmenes fotostáticos, que los escritores armamos mejor negocio no escribiendo los libros originales sino escribiendo de una vez las sinopsis para bachilleres. Es este método de enseñanza -y no tanto la televisión y los malos libros-, lo que está acabando con el hábito de la lectura. Estoy de acuerdo en que un buen curso de literatura sólo puede ser una gema para lectores. Pero es imposible que los niños lean una novela, escriban la sinopsis y preparen una exposición reflexiva para el martes siguiente. Sería ideal que un niño dedicara parte de su fin de semana a leer un libro hasta donde pueda y hasta donde le guste -que es la única condición para leer un libro-, pero es criminal, para él mismo y para el libro, que lo lea a la fuerza en sus horas de juego y con la angustia de las otras tareas.
Haría falta -como falta todavía para todas las artes- una franja especial en el bachillerato con clases de literatura que sólo pretendan ser guías inteligentes de lectura y reflexión para formar buenos lectores. Porque formar escritores es otro cantar. Nadie enseña a escribir, salvo los buenos libros, leídos con la aptitud y la vocación alertas. La experiencia de trabajo es lo poco que un escritor consagrado puede transmitir a los aprendices si éstos tienen todavía un mínimo de humildad para creer que alguien puede saber más que ellos. Para eso no haría falta una universidad, sino talleres prácticos y participativos, donde escritores artesanos discutan con los alumnos la carpintería del oficio: cómo se les ocurrieron sus argumentos, cómo imaginaron sus personajes, cómo resolvieron sus problemas técnicos de estructura, de estilo, de tono, que es lo único concreto que a veces puede sacarse en limpio del gran misterio de la creación. El mismo sistema de talleres está ya probado para algunos géneros del periodismo, el cine y la televisión, y en particular para reportajes y guiones. Y sin exámenes ni diplomas ni nada. Que la vida decida quién sirve y quién no sirve, como de todos modos ocurre.
Lo que debe plantearse para Colombia, sin embargo, no es sólo un cambio de forma y de fondo en las escuelas de arte, sino que la educación artística se imparta dentro de un sistema autónomo, que dependa de un organismo propio de la cultura y no del Ministerio de la Educación. Que no esté centralizado, sino al contrario, que sea el coordinador del desarrollo cultural desde las distintas regiones del país, pues cada una de ellas tiene su personalidad cultural, su historia, sus tradiciones, su lenguaje, sus expresiones artísticas propias. Que empiece por educarnos a padres y maestros en la apreciación precoz de las inclinaciones de los niños, y los prepare para una escuela que preserve su curiosidad y su creatividad naturales. Todo esto, desde luego, sin muchas ilusiones. De todos modos, por arte de las artes, los que han de ser ya lo son. Aun si no lo sabrán nunca."
Tomado de:
"Un manual para ser niño",
citado en FNPI

Yo estoy de acuerdo con García Márquez (¿quién no lo estaría?!). 
Habría que pregunta a los propios alumnos cómo querrían ellos 'comer las letras'.
Ahora solo servimos un menú muy discutible, pero suficiente para mantener el chiringuito
(sopa, pollo y, de postre, plátano; o traducido: gramática, hª de la literatura, lecturas).
¿Querrías 'comer las letras' a la carta...?
¿Qué llevaría esa carta?

(Me juego la mano izquierda - la tonta mía - a que reinará el silencio)

García Márquez.


Dicen que hoy ha fallecido García Márquez.
Pero no del todo: algo de él alienta en los mundos que creó.

Machado y la Semana Santa.


En España estamos en "Semana Santa". Para los católicos - y en esta semana la inmensa mayoría de los españoles lo son... - un tiempo de penitencia y de dolor, que venimos celebrando desde nuestra gloriosa Contrarreforma, y que culminará en la alegría del Domingo de Pascua o de Resurrección con la bendición urbi et orbi del Papa ; para todos, en general, tiempo de vacaciones y de descanso. Y, ¿por qué no?, también tiempo de reflexión. Invito a leer dos poemas de A. Machado.

El primero es "La saeta", que Joan Manuel Serrat se encargó de internacionalizar. Leedla mientra escucháis.



¿Quién me presta una escalera,
para subir al madero,
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno?

                                SAETA POPULAR
¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz!
¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!

Machado recoge en este breve poema "la voz popular" - esencial en su poesía - y asume y reconoce ese sentimiento tradicional y popular presente en las saetas, con el respeto y el afecto que merece la fe de sus mayores. Pero no lo asume, pues no es ese "su cantar": no puede cantar, ni quiere al Cristo muerto en el madero, sino al que consiguió remover las conciencias del mundo, a aquel que hizo el milagro de que humildes e ignorantes pescadores  reconocieran  su poder y se convirtieran en hombres extraordinarios. Esta es la enseñanza de Machado y eso es lo que cantan estos días las trompetas por todas las calles de España, acompañando los pasos de Dolor, sin que muchos acaben de entenderlo...

El otro poema tiene que ver con la hipocresía que anida en la pompa y ceremonial religioso. Trata de don Guido:

"... un señor / de mozo muy jaranero, / muy galán y algo torero; / de viejo, gran rezador. "

Machado le dedica unas coplas que titula "Llanto de las virtudes y coplas por la muerte de don Guido" y también musicalizó Serrat.


"Gran pagano,
se hizo hermano
de una santa cofradía;
el Jueves Santo salía,
llevando un cirio en la mano
— ¡aquel trueno!—,
vestido de nazareno."

Os animo a leer el poema completo en este enlace de poesi.as. Encontraréis en él al Machado siempre auténtico, sincero, coherente con sus ideas, crítico... Y sencillo y humano. 

Pues eso: a reflexionar un poco entre trompetas, nazarenos y capirotes.

Métrica y figuras literarias.

La otra Junta, la de Castilla y León, ha elaborado un recurso interactivo que me parece muy útil y atractivo y que os traigo aquí para ver si os animáis con los versos y las estrofas, las metáforas, anáforas, retruécanos.... Lo tiene todo, con ejercicios para practicar y ver las soluciones. Además tiene una presentación muy atractiva (o por lo menos a mí me lo parece).
Ya lo he dicho muchas veces: hoy en día, el que no quiere aprender es porque no le da la gana.
Cliquear en la siguiente imagen:

Tres sombreros de copa.

Vamos a leer y comentar "Tres sombreros de copa", de Miguel Mihura. Por fin una obra literaria que no trata temas "trascendentales" o filosóficos del tipo "la vidaesunsueño", "¿quiénsoyyo?", "¿quéhaydespuésdelamuerte?", etc, etc. Esta obra es para reír. Para llorar de risa. Es un humor absurdo, pero lleno de sentido, de crítica a las costumbres sociales, a  los corsés y a la rutina que asfixia a la gente y no le deja disfrutar de la vida. ¡Y la vida solo se vive una vez!
Nosotros la vamos a leer. Pero, sin que nadie se entere, os dejo aquí una representación histórica: grandes actores cómicos que ponen en pie (dan vida) a los personajes de papel que se inventó el genial Mihura. Porque el teatro es para verlo (aunque también se pueda leer). ¿O no?



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