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Todos los crucigramas

Al cabo de tanto tiempo vuelvo a estar por aquí. Aunque ya no estoy aquí, sino en mi júbilo. Pero me he acordado mucho de mis alumnos (y mis compañeros también) y he pasado de vez en cuando a echar una ojeada. También he tenido correos pidiéndome (¡por favor, profe!) "mándame la solución a este crucigrama...." Así que me he puesto manos a la obra y os doy los crucigramas de 3ºESO todos juntos en este enlace  Cuadernos Interactivos para Redesescolarizad@s, con las soluciones (pero sed serios, no os hagáis trampas o me veré obligado a .... ). Hay también algún crucigrama de 2º. Y les puede venir muy bien de repaso de conceptos literarios a algún que otro despistado de 4º. Para estos (para todos) habrá más crucigramas en breve, si Dios quiere.
¡Que lo disfrutéis en estos tiempos de confinamiento!

P.D.: se me olvidaba deciros que en ese enlace vais a encontrar también toda la teoría de lengua, literatura, comunicación, actividades, recursos, y hasta propuestas de pruebas de evaluación (¡Os podrían caer esas preguntas en algún control!!) ... Me lo estoy currado, ¿eh? Es lo que tiene tener tiempo, estar en júbilo y además... ¡confitado!... confinado, quise decir. Un abrazo a todos mis charlatanes (alumnos y profes, que también ellos lo son... ) .

Celestina. Retrato.

Una opinión sobre Celestina. ¡A ver si no es para andarse con cuidado con una mujer así! ¡Es que hay que ser muy tonto o estar muy desesperado para pedir consejos - y mucho menos servicios -  a un personaje como este! Así que no es de extrañar que todo el que tuviera relación con ella acabara mal, muy mal... ¿Qué pensáis?

[...]
CALISTO.-  Y tú, ¿cómo lo sabes y la conoces?

PÁRMENO.-  Saberlo has. Días grandes son pasados que mi madre, mujer pobre, moraba en su vecindad, la cual, rogada por esta Celestina, me dio a ella por sirviente; aunque ella no me conoce por lo poco que la serví y por la mudanza que la edad ha hecho.

CALISTO.-  ¿De qué la servías?

PÁRMENO.-  Señor, iba a la plaza y traíale de comer, y acompañábala, suplía en aquellos menesteres que mi tierna fuerza bastaba. Pero de aquel poco tiempo que la serví, recogía la nueva memoria lo que la vieja no ha podido quitar. Tiene esta buena dueña al cabo de la ciudad, allá cerca de las tenerías, en la cuesta del río, una casa apartada, medio caída, poco compuesta y menos abastada. Ella tenía seis oficios; conviene saber: labrandera, perfumera, maestra de hacer afeites y de hacer virgos, alcahueta y un poquito hechicera. Era el primero oficio cobertura de los otros, so color del cual muchas mozas de estas sirvientes entraban en su casa a labrarse y a labrar camisas y gorgueras, y otras muchas cosas. Ninguna venía sin torrezno, trigo, harina o jarro de vino, y de las otras provisiones que podían a sus amas hurtar; y aun otros hurtillos de más cualidad allí se encubrían. Asaz era amiga de estudiantes y despenseros y mozos de abades. A éstos vendía ella aquella sangre inocente de las cuitadillas, la cual ligeramente aventuraban en esfuerzo de la restitución que ella les prometía. Subió su hecho a más, que por medio de aquéllas comunicaba con las más encerradas hasta traer a ejecución su propósito. Y aquéstas, en tiempo honesto, como estaciones, procesiones de noche, misas del gallo, misas del alba y otras secretas   -B [Iv]-   devociones, muchas encubiertas vi entrar en su casa. Tras ellas hombres descalzos, contritos y rebozados, desatacados, que entraban allí a llorar sus pecados. ¡Qué tráfagos, si piensas, traía! Hacíase física de niños, tomaba estambre de unas casas, dábalo a hilar en otras, por achaque de entrar en todas. Las unas, «¡Madre acá!», las otras, «¡Madre acullá!», «¡Cata la vieja!», «¡Ya viene el ama!»; de todos muy conocida. Con todos esos afanes nunca pasaba sin misa ni vísperas, ni dejaba monasterios de frailes ni de monjas; esto porque allí hacía ella sus aleluyas y conciertos. Y en su casa hacía perfumes, falsaba estoraques, menjuí, animes, ámbar, algalia, polvillos, almizcles, mosquetes. Tenía una cámara llena de alambiques, de redomillas, de barrilejos de barro, de vidrio, de arambre, de estaño, hechos de mil facciones. Hacía solimán, afeite cocido, [...] Hacía lejías para enrubiar, de sarmientos, de carrasca, de centeno, de marrubios, con salitre, con alumbre y milifolia y otras diversas cosas. [...] Los aceites que sacaba para el rostro no es cosa de creer: de estoraque y de jazmín, de limón, de pepitas, de violetas, [...] y un poquillo de bálsamo tenía ella en una redomilla que guardaba para aquel rascuño que tenía por las narices. Esto de los virgos, unos hacía de vejiga y otros curaba de punto. Tenía en un tabladillo, en una cajuela pintada, unas agujas delgadas de pellejeros e hilos de seda encerados, y colgadas allí raíces de hojaplasma y fuste sanguino, cebolla albarrana y cepacaballo. Hacía con esto maravillas que, cuando vino por aquí el embajador francés, tres veces vendió por virgen una criada que tenía.

CALISTO.-  ¡Así pudiera ciento!

PÁRMENO.-  ¡Sí, santo Dios! Y remediaba por caridad muchas huérfanas y erradas que se encomendaban a ella. Y en otro   -B IIr-   apartado tenía para remediar amores y para se querer bien. Tenía huesos de corazón de ciervo, lengua de víbora, cabezas de codornices, sesos de asno, tela de caballo, mantillo de niño, haba morisca, guija marina, soga de ahorcado, flor de hiedra, espina de erizo, pie de tejón, granos de helecho, la piedra del nido del águila y otras mil cosas. Venían a ella muchos hombres y mujeres, y a unos demandaba el pan do mordían; a otros, de su ropa; a otros, de sus cabellos; a otros, pintaba en la palma letras con azafrán; a otros, con bermellón; a otros daba unos corazones de cera llenos de agujas quebradas, y otras cosas en barro y en plomo hechas, muy espantables al ver. Pintaba figuras, decía palabras en tierra. ¿Quién te podrá decir lo que esta vieja hacía? Y todo era burla y mentira.

CALISTO.-  Bien está, Pármeno, déjalo para más oportunidad. Asaz soy de ti avisado, téngotelo en gracia. No nos detengamos, que la necesidad desecha la tardanza. Oye. Aquélla viene rogada, espera más que debe. Vamos, no se indigne. Yo temo y el temor reduce la memoria y a la providencia despierta. ¡Sus! Vamos, proveamos. Pero ruégote, Pármeno, la envidia de Sempronio, que en esto me sirve y complace, no ponga impedimento en el remedio de mi vida, que si para él hubo jubón, para ti no faltará sayo. Ni pienses que tengo en menos tu consejo y aviso que su trabajo y obra, como lo espiritual sepa yo que precede a lo corporal. Y puesto que las bestias corporalmente trabajen más que los hombres, por eso son pensadas y curadas, pero no amigas de ellos. En tal diferencia serás conmigo en respeto de Sempronio, y so secreto sello, pospuesto el dominio, por tal amigo a ti me concedo.

PÁRMENO.-  Quéjome, señor, de la duda de mi fidelidad y servicio, por los prometimientos y amonestaciones tuyas. ¿Cuándo me viste, señor, envidiar, o por ningún interés ni resabio tu provecho estorcer?
[...]

Un exemplo de don Juan Manuel

Otro día hablaba el Conde Lucanor con Patronio de este modo:
-Patronio, bien sé que Dios me ha dado tantos bienes y mercedes que yo no puedo agradecérselos como debiera, y sé también que mis propiedades son ricas y extensas; pero a veces me siento tan acosado por la pobreza que me da igual la muerte que la vida. Os pido que me deis algún consejo para evitar esta congoja.
-Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, para que encontréis consuelo cuando eso os ocurra, os convendría saber lo que les ocurrió a dos hombres que fueron muy ricos.
El conde le pidió que le contase lo que les había sucedido.
-Señor Conde Lucanor -dijo Patronio-, uno de estos hombres llegó a tal extremo de pobreza que no tenía absolutamente nada que comer. Después de mucho esforzarse para encontrar algo con que alimentarse, no halló sino
10  una escudilla llena de altramuces. Al acordarse de cuán rico había sido y verse ahora hambriento, con una escudilla de altramuces como única comida, pues sabéis que son tan amargos y tienen tan mal sabor, se puso a llorar amargamente; pero, como tenía mucha hambre, empezó a comérselos y, mientras los comía, seguía llorando y las pieles las echaba tras de sí. Estando él con este pesar y con esta pena, notó que a sus espaldas caminaba otro hombre y, al volver la cabeza, vio que el hombre que le seguía estaba comiendo las pieles de los altramuces que él había tirado al suelo. Se trataba del otro hombre de quien os dije que también había sido rico.
»Cuando aquello vio el que comía los altramuces, preguntó al otro por qué se comía las pieles que él tiraba. El segundo le contestó que había sido más rico que él, pero ahora era tanta su pobreza y tenía tanta hambre que se alegraba mucho si encontraba, al menos, pieles de altramuces con que alimentarse. Al oír esto, el que comía los altramuces se tuvo por consolado, pues comprendió que había otros más pobres que él, teniendo menos motivos para desesperarse. Con este consuelo, luchó por salir de su pobreza y, ayudado por Dios, salió de ella y otra vez volvió a ser rico.
»Y vos, señor Conde Lucanor, debéis saber que, aunque Dios ha hecho el mundo según su voluntad y ha querido que todo esté bien, no ha permitido que nadie lo posea todo. Mas, pues en tantas cosas Dios os ha sido propicio y os ha dado bienes y honra, si alguna vez os falta dinero o estáis en apuros, no os pongáis triste ni os desaniméis, sino pensad que otros más ricos y de mayor dignidad que vos estarán tan apurados que se sentirían felices si pudiesen ayudar a sus vasallos, aunque fuera menos de lo que vos lo hacéis con los vuestros.
Al conde le agradó mucho lo que dijo Patronio, se consoló y, con su esfuerzo y con la ayuda de Dios, salió de aquella penuria en la que se encontraba.
Y viendo don Juan que el cuento era muy bueno, lo mandó poner en este libro e hizo los versos que dicen así:

Por padecer pobreza nunca os desaniméis,
  porque otros más pobres un día encontraréis.

Mis preguntas:
1.- ¿Cuál es el marco?
2.- ¿Qué enseñanza podemos aplicar?
3.- ¿Qué famoso escritor del Barroco utilizó este cuento para escribir unos versos puestos en boca de una mujer?


Formulario. Cantar de Mío Cid.

Comprueba lo que has aprendido sobre este poema épico.
Abre el texto aquí.
Y responde al formulario aquí


¡Enhorabuena a todos los que han participado!
Su aportación será tenida en cuenta en la nota de la 1ª evaluación.

"Los milagros de Nuestra Señora", de Gonzalo de Berceo.

En esta entrada no vais a encontrar enlaces. Porque los enlaces los vais a tener que poner vosotros, en los comentarios. Queremos enlaces de las palabras en rojo. Y se ruega que no traigáis el primer enlace que encontréis, sino que seleccionéis previamente aquellos que tengan INFORMACIÓN PERTINENTE (a), ADECUADOS AL INTERÉS, NECESIDADES DE NUESTRO CURSO (b), QUE SEAN FÁCILES DE COMPRENDER (c) Y/O QUE TENGAN UNA PRESENTACIÓN ATRACTIVA (d). Estos serán los criterios de evaluación de la actividad. 
Pero en primer lugar leemos, al mismo tiempo escuchamos, este texto primitivo del castellano
recitado por  el profesor JLG del IES "La Rosaleda" (Málaga) al que agradecemos su trabajo.



EL LABRADOR AVARO

Érase en una tierra un hombre labrador,
Que usaba la reja más que otra labor:
Más amaba la tierra que non al Criador,
Era de muchas guisas (1) hombre revolvedor.

Hacía una enemiga (2), hacíala de verdad,
Cambiaba los mojones por ganar heredad:
Hacía todas guisas de tuerto (3) e falsedad,
Había mal testimonio entre su vecindad.

Quería, aunque malo, bien a Sancta María,
Oía sus milagros, dábales acogida;
Saludábala siempre, decíale cada día:
“Ave gracia plena que pariste a Messía.”

Murió el ‘arrastrapaja’ de tierra bien cargado,
En soga de diablos fue luego cautivado,
Arrastrábanlo en sogas, de coces bien sobado,
Pegábanle el doble del pan que dio mudado.

Doliéronse los ángeles de esta alma mezquina,
Por cuanto le llevaban diablos en rapiña:
Quisieron socorrerla, ganarla por vecina,
Mas para hacer tal pasta faltábales  harina.

Si les decían los ángeles, de bien, una razón,
Ciento decían los otros, malas, que buenas no:
Los malos a los bonos teníanlos en rincón,
El alma, por pecados, no salía de prisión.

Levantóse un angel, dijo: “Yo soy testigo,
Verdad es, non mentira, esto que yo os digo:
El cuerpo, el que trajo  esta alma consigo,
Fue de Sancta María vassallo e amigo.

Siempre la mencionaba, al comer y a cena:
Decíale tres palabras: “Ave gracia plena”
La boca por que salía tan santa cantilena (4),
Non merecía yacer en tal mal cadena”

Luego que este nombre de la Sancta Reina
Oyeron los diablos, cogiéronse de ahina (5),
Derramáronse todos como una neblina,
Desampararon todos a la alma mezquina.

Viéronla  los ángeles ser desamparada,
De pies y de manos con sogas bien atada,
Sentada como oveja que yace enzarzada,
Fueron e la trajeron para la su majada.

Nombre tan adornado  y de virtud tanta
Que a los enemigos persigue y espanta,
No nos debe doler ni lengua ni garganta,
que no digamos todos: “Salve Regina Sancta.”

Vocabulario:
(1) maneras    (2) enemistad    (3) daño       (4) canción     (5) pronto

Como ya sabéis, este es uno de los primeros testimonios literarios que conservamos de nuestra lengua, sin considerar las jarchas (que están escritas en mozárabe), el Cantar de Mío cid (mester de juglaría) que es anónimo, ni las glosas silenses y emilianenses (que no tienen carácter literario). Lo escribió Gonzalo de Berceo, un clérigo del monasterio de San Millán de la Cogolla (Rioja). Se incluye dentro de una vasta corriente de literatura medieval denominada mester de clerecía, caracterizada por su cultura, su rigor en la composición métrica (cuaderna vía) y su intención didáctica y devocional, que en la Edad Media está enfocada hacia la Virgen María, como nos lo demuestran otras manifestaciones, por ejemplo las Cantigas a Santa María, de Alfonso X, el Sabio.
En vuestros cuadernos de clase, tenéis que poner en prosa, con vuestro vocabulario, lo que nos cuenta Gonzalo de Berceo en este relato. Hacedlo estrofa por estrofa. Es un trabajo de "traducción" a castellano moderno.

A la hora de poner vuestros comentarios con los enlaces, no olvidéis incluir vuestro nombre y curso. Y no repitáis enlaces que ya hayan sido traídos aquí; esto quiere decir que:
a) tenéis que leer previamente lo que hayan aportado vuestros compañeros 
b) y ser rápidos, los primeros, porque los enlaces no son infinitos y la contribución estará limitada a los primeros que accedan...

Otras audiolectura de JLG: 
"El clérigo ignorante"



"El sacristán impúdico"

Cantigas de amigo: Martín Códax.

Pergamino Vindel (finales del s.XIII).
Contiene siete cantigas (letra y notaciones musicales) del trovador gallego 
que vivió en el entorno de Vigo (Pontevedra) hacia finales del siglo XIII y principios del XIV

Hemos leído en nuestro libro de texto "Ondas do mar de Vigo"
(con su traducción al castellano)
Ahora os invito a escucharla

Identificad el emisor, el receptor, el tema.
Localizad el estribillo, los paralelismos y el llamado "leixaprén"

La lírica primitiva de nuestra península.

Os dejo un vídeo que os explica las jarchas, las cantigas y los villancicos.
¡Para que no os aburráis con tanto libro...!
Pero tomad nota de las diferencias entre unas y otras...


Y sobre las cantigas:

Jorge Manrique. Coplas...

Leemos "Coplas a la muerte de su padre", de Jorge Manrique. Podemos leer todas las coplas (aquí, modernizadas), o solo las que figuran en esta antología
Para ir familiarizándonos con los contenidos literarios de esta lectura, que veremos en su momento en clase, os propongo que echéis un vistazo a este libro interactivo sobre el autor y su obra. Además, si queréis entender la época que le tocó vivir podéis ver la serie "Isabel" (los lunes por la noche en TVE), porque Jorge Manrique combatió por la reina Isabel contra su sobrina, Juana la Beltraneja, la hija de Enriqe IV. De hecho, murió en cambate.

Por último, (¡¡ya está bien!!), un cantautor español actual, Paco Ibáñez, compuso la música y cantó las coplas de Jorge Manrique.

Lo tenéis en youtube:



Los que la canten en clase (en pequeños coros de 5 ó 6) tendrán ganada... ¡la vida eterna!

El Mester de Juglaría. El Cid Campeador.




[El Cid, que servía al rey Alfonso VI, fue atacado por el conde García Ordóñez, un gran amigo del rey. El Cid no pudo dejar sin vengarse el ataque y venció al conde, insultando su honor: le mesó la barba (le arrancó pelos de la barba). García Ordóñez se puso furioso y le habló mal del Cid al rey. El rey desterró al Cid. El poema comienza en el momento de salir de Burgos.]
1  
Con sus ojos muy grandemente llorando
tornaba la cabeza y estábalos mirando:
vio las puertas abiertas, los postigos sin candado,
las perchas vacías sin pieles y sin mantos
y sin halcones y sin azores mudados.
Suspiró mío Cid triste y apesadumbrado.
Habló mío Cid y dijo resignado:
"¡Loor a ti, señor Padre, que estás en lo alto!
Esto me han urdido mis enemigos malos".
2
Ya cabalgan aprisa, ya aflojan las riendas.
Al salir de Vivar, tuvieron la corneja diestra,
y entrando en Burgos, tuviéronla siniestra.
El Cid se encogió de hombros y meneó la cabeza:
"¡Albricias, Álvar Fáñez, que si ahora nos destierran
con muy gran honra tornaremos a Castiella!"
3
 
Mío Cid Ruy Díaz por Burgos entróve,
van en su compañía sesenta pendones;
salen a verlo mujeres y varones,
burgueses y burguesas a las ventanas se ponen,
llorando de los ojos, ¡tan grande era su dolor!
De las sus bocas todos decían una razón
"¡Dios, qué buen vasallo, si tuviese buen señor!"
4
Le hospedarían con gusto, pero ninguno osaba:
que el rey don Alfonso le tenía gran saña.
Antes de la noche en Burgos entró su carta
con gran mandamiento y fuertemente sellada
que a mío Cid Ruy Díaz que nadie le diese posada
y aquellos que se la diesen supiesen vera palabra
que perderían sus bienes y además los ojos de la cara,
y aun además los cuerpos y las almas.
Grande duelo tenían las gentes cristianas;
se esconden de mío Cid, que no osan decirle nada.
El Campeador se dirigió a su posada;
cuando llegó a la puerta, la halló bien cerrada,
por miedo del rey Alfonso, así ellos acordaran:
que a menos que la rompiese, no se la abrirían por nada.
Los de mío Cid a altas voces llaman,
 
los de dentro no les querían responder palabra.
Aguijó mío Cid, a la puerta se llegaba,
sacó el pie del estribo, un fuerte golpe daba;
no se abre la puerta, que estaba bien cerrada.
Una niña de nueve años a mío Cid se acercaba:
"Ya Campeador, en buen hora ceñiste espada
"El rey lo ha vedado, anoche entró su carta,
"con gran mandamiento y fuertemente sellada.
"No os osaríamos abrir ni acoger por nada;
"si no, perderíamos los bienes y las casas,
"y aún además los ojos de las caras.
"Cid, en nuestro mal vos no ganáis nada;
mas el Criador os guarde con todas sus virtudes santas".
Esto la niña dijo y tornó para su casa.
Ya lo ve el Cid que del rey no esperaba gracia.
Partióse de la puerta, por Burgos aguijaba,
llegó a Santa María, luego descabalga;
hincó las rodillas, de corazón rogaba.
La oración hecha, luego cabalgaba;
salió por la puerta, el río Arlanzón pasaba.
Junto a la villa de Burgos en la glera acampaba,
mandó plantar las tiendas, después descabalgaba.
Mío Cid Ruy Díaz, el que en buen hora ciñó espada,
acampó en la glera que nadie le abre su casa;
están junto a él los fieles que le acompañan.
 
Así acampó mío Cid como si fuese en montaña.
"Castilla", de Manuel Machado,
(una versión modernizada del episodio 4º del Cantar),
recitados por Manuel Dicenta.



El Mester de Juglaría. Teoría y actividades
Breve introducción teórica al Mester de Juglaría, con actividades para realizar tras la lectura de algunos fragmentos del Poema de Mío Cid. Primer curso de la ESO.
http://roble.pntic.mec.es/~msanto1/lengua/juglar.htm

Para saber más sobre el feudalismo:
http://averroes.ced.junta-andalucia.es/nsdelapaz/webquests/siervosyvasallos/proceso.html

Para terminar,
os invito a escuchar esta canción sobre El Cid. Lleva por título "Legendario"
y la canta un grupo de músicos españoles llamados "Tierra Santa".
Puedes escuchar sus canciones en Youtube.

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