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Azorín. Comentario de texto.

Azorín (1873-1967) es uno de los autores más olvidados de la Generación del 98. Tal vez la evolución de sus ideas políticas, desde un anarquismo juvenil (más 'postureo' que otra cosa, como diríamos hoy)  a la adhesión a ideas conservadoras en su madurez y la comunión con el régimen franquista al final de su vida, hayan podido contribuir a esta "venganza" de la historia de la literatura. Pero no por eso deja ser autor fundamental. Él fue precisamente el que impulsa el concepto generacional para el 98 y también quien aporta al grupo obras fundamentales para entender el concepto de España, su historia y su angustiosa decadencia finisecular, no ya desde lo intelectual o racional, como lo hicieron Ortega o el propio Unamuno, sino desde "la sensibilidad" o, mejor, desde "lo sensible", que no se refiere solo a los cinco sentidos, sino a la impresión que produce y por lo tanto a lo emocional.
Para ello, Azorín recurre a la narración y al ensayo. Tanto en uno como en otro caso acude al pasado (glorioso, se dice) de España, nuestros Siglos de Oro, y reconstruye la vida de personajes dándoles una nueva dimensión, siempre llena de humanidad, ternura y nostalgia, que a veces tiene un cierto matiz existencialista, común a sus compañeros de generación. Pero Azorín no se queda en el pasado: la luz de ese pasado llega hasta nuestro presente y, por arte de magia (de las palabras del maestro Azorín) se convierten en parte de las nuestras, aquí y ahora...
No quiero extenderme más. Encontraréis los datos necesarios sobre su vida y su obra (que también tiene una faceta experimental y vanguardista muy interesante en el género teatral) en la página previa al texto para comentar. No dejéis de consultarlos.


La metanovela.

No necesitáis explicaciones. Una metanovela es esto:
[...]
Aquella misma noche se partió Augusto de esta ciudad de Salamanca adonde vino a verme. Fuese con la sentencia de muerte sobre el corazón y convencido de que no le sería ya hacedero, aunque lo intentara, suicidarse. El pobrecillo, recordando mi sentencia, procuraba alargar lo más posible su vuelta a su casa, pero una misteriosa atracción, un impulso íntimo le arrastraba a ella. Su viaje fue lamentable. Iba en el tren contando los minutos, pero contándolos al pie de la tetra: uno, dos, tres, cuatro... Todas sus desventuras, todo el triste ensueño de sus amores con Eugenia y con Rosario, toda la historia tragicómica de su frustrado casamiento habíanse borrado de su memoria o habíanse más bien fundido en una niebla. Apenas si sentía el contacto del asiento sobre que descansaba ni el peso de su propio cuerpo. «¿Será verdad que no existo realmente? ––se decía–– ¿tendrá razón este hombre al decir que no soy más que un producto de su fantasía, un puro ente de ficción?»
Tristísima, dolorosísima había sido últimamente su vida, pero le era mucho más triste, le era más doloroso pensar que todo ello no hubiese sido sino sueño, y no sueño de él, sino sueño mío. La nada le parecía más pavorosa que el dolor. ¡Soñar uno que vive... pase, pero que le sueñe otro... !
«Y ¿por qué no he de existir yo? ––se decía––, ¿por qué? Supongamos que es verdad que ese hombre me ha fingido, me ha soñado, me ha producido en su imaginación; pero ¿no vivo ya en las de otros, en las de aquellos que lean el relato de mi vida? Y si vivo así en las fantasías de varios, ¿no es acaso real lo que es de varios y no de uno solo? Y ¿por qué surgiendo de las páginas del libro en que se
deposite el relato de mi ficticia vida, o más bien de las mentes de aquellos que la lean ––de vosotros, los que ahora la leéis––, por qué no he de existir como un alma eterna y eternamente dolorosa?, ¿por qué?»
El pobre no podía descansar. Pasaban a su vista los páramos castellanos, ya los encinares, ya los pinares; contemplaba las cimas nevadas de las sierras, y viendo hacia atrás, detrás de su cabeza, envueltas en bruma las figuras de los compañeros y compañeras de su vida, sentíase arrastrado a la muerte.
[...]
Tampoco necesitáis que os diga el título de esta novela. Ni su autor. Sois buenos lectores...

La palabra se ha hecho para mentir.

La cita dice así:

"... Cansado, como si acabase de recorrer a pie leguas por entre montañas, se echó sobre su cama, apagó la luz, y se quedó monologando:
«La he estado mintiendo y he estado mintiéndome. ¡Siempre es así! Todo es fantasía y no hay más que fantasía. El hombre en cuanto habla miente, y en cuanto se habla a sí mismo, es decir, en cuanto piensa sabiendo que piensa, se miente. No hay más verdad que la vida fisiológica. La palabra, este producto social, se ha hecho para mentir. Le he oído a nuestro filósofo que la verdad es, como la palabra, un producto social, lo que creen todos, y creyéndolo se entienden. Lo que es producto
social es la mentira...»
Al sentir unos lametones en la mano exclamó: «Ah, ¿ya estás aquí, Orfeo? Tú como no hablas no mientes, y hasta creo que no te equivocas, que no te mientes. Aunque, como animal doméstico que eres, algo se te habrá pegado del hombre... No hacemos más que mentir y darnos importancia. La palabra se hizo para exagerar nuestras sensaciones a impresiones todas... acaso para creerlas. La palabra y todo género de expresión convencional, como el beso y el abrazo... No hacemos sino representar cada uno su papel. ¡Todos personas, todos caretas, todos cómic os! Nadie sufre ni goza lo que dice y expresa y acaso cree que goza y sufre; si no, no se podría vivir. En el fondo estamos tan tranquilos. Como yo ahora aquí, representando a solas mi comedia, hecho actor y espectador a la vez. No mata más que el dolor físico. La única verdad es el hombre fisiológico, el que no habla, el que no miente ...»

Pido que localicéis la cita, es decir:
a) a qué obra y autor pertenece.
b) en qué contexto aparece (en qué situación está el personaje que habla/miente.
c) qué sentido tiene en el conjunto de la obra (relación y coherencia con la idea central)

Solo me queda un positivo.
Se lo daré al primero que me ponga el comentario (y acierte)
¡Salud!


Leemos "Niebla", de Miguel de Unamuno.

Esta novelita (corta) es el modelo ejemplar de lo que Unamuno llamó 'nivolas'. Ya sabemos que son un tipo de novelas que no responden al concepto tradicional del género. A don Miguel de Unamuno, pensador, filósofo, crítico, ensayista, intelectual, se le va la mano (o mejor deberíamos decir la cabeza) hacia esas otras actividades intelectuales cuando intenta escribir literatura narativa (novelas), y construye historias 'raras' donde:

a) los personajes filosofan (se enredan como peonzas en sus pensamientos...) y hablan y hablan (los diálogos y los monólogos son las secuencias textuales dominantes) y a veces parecen no someterse a la voluntad del propio narador-autor, como si estuvieran construyéndose ellos mismo y cobrando vida independiente
b) el tiempo se diluye (se expande o se contrae como el universo), 
c) el espacio existe solo lo imprescindible para acoger la mínima acción de los personajes, 
d) la acción va tejiendo un argumento que parece improvisado, errático... (aunque con un destino muy claro: la muerte)
e) el narrador (el propio autor) asoma constantemente entre líneas para advertir al lector de tal o cual asunto, hacer explicaciones... A veces incluso aparece como tal junto a los demás personajes (un cameo como otro cualquiera...) 

Por cierto (y termino), precisamente una de las intervenciones del autor en esta obrita se hace para explicar (justificar) el concepto de 'nivola'. ¡A ver si localizáis el fragmento y lo comentamos en clase!

Podéis plantear en comentarios todas las dudas que vayan surgiendo a lo largo de la lectura. Prometo responder (Dios mediante).

(de entre los muchísimos que podéis encontrar en la red)

Y una guía de lectura
(¡no os asustéis: es en una ficha en UNA HOJA!)

Un trabajo modélico.

La envidia sana me lleva a hablar (y traer aquí) un trabajo de los alumnos de 4ºESO del IES "Castellar" (?), curso 2010-11.
Se trata de un cuaderno digital sobre contenidos literarios de ese nivel: Modernismo y Generación del 89, Vanguardias (Caligramas, Greguerías), Generación del 27, Novela actual (A.Pérez Reverte), La publicidad, ...Está confeccionado con una aplicación (software) gratuita .
Merece la pena echarle un vistazo. Aquí

Machado y la Semana Santa.


En España estamos en "Semana Santa". Para los católicos - y en esta semana la inmensa mayoría de los españoles lo son... - un tiempo de penitencia y de dolor, que venimos celebrando desde nuestra gloriosa Contrarreforma, y que culminará en la alegría del Domingo de Pascua o de Resurrección con la bendición urbi et orbi del Papa ; para todos, en general, tiempo de vacaciones y de descanso. Y, ¿por qué no?, también tiempo de reflexión. Invito a leer dos poemas de A. Machado.

El primero es "La saeta", que Joan Manuel Serrat se encargó de internacionalizar. Leedla mientra escucháis.



¿Quién me presta una escalera,
para subir al madero,
para quitarle los clavos
a Jesús el Nazareno?

                                SAETA POPULAR
¡Oh, la saeta, el cantar
al Cristo de los gitanos,
siempre con sangre en las manos,
siempre por desenclavar!
¡Cantar del pueblo andaluz,
que todas las primaveras
anda pidiendo escaleras
para subir a la cruz!
¡Cantar de la tierra mía,
que echa flores
al Jesús de la agonía,
y es la fe de mis mayores!
¡Oh, no eres tú mi cantar!
¡No puedo cantar, ni quiero
a ese Jesús del madero,
sino al que anduvo en el mar!

Machado recoge en este breve poema "la voz popular" - esencial en su poesía - y asume y reconoce ese sentimiento tradicional y popular presente en las saetas, con el respeto y el afecto que merece la fe de sus mayores. Pero no lo asume, pues no es ese "su cantar": no puede cantar, ni quiere al Cristo muerto en el madero, sino al que consiguió remover las conciencias del mundo, a aquel que hizo el milagro de que humildes e ignorantes pescadores  reconocieran  su poder y se convirtieran en hombres extraordinarios. Esta es la enseñanza de Machado y eso es lo que cantan estos días las trompetas por todas las calles de España, acompañando los pasos de Dolor, sin que muchos acaben de entenderlo...

El otro poema tiene que ver con la hipocresía que anida en la pompa y ceremonial religioso. Trata de don Guido:

"... un señor / de mozo muy jaranero, / muy galán y algo torero; / de viejo, gran rezador. "

Machado le dedica unas coplas que titula "Llanto de las virtudes y coplas por la muerte de don Guido" y también musicalizó Serrat.


"Gran pagano,
se hizo hermano
de una santa cofradía;
el Jueves Santo salía,
llevando un cirio en la mano
— ¡aquel trueno!—,
vestido de nazareno."

Os animo a leer el poema completo en este enlace de poesi.as. Encontraréis en él al Machado siempre auténtico, sincero, coherente con sus ideas, crítico... Y sencillo y humano. 

Pues eso: a reflexionar un poco entre trompetas, nazarenos y capirotes.

Unamuno. Comentario de texto

1. Hemos estudiado a don Miguel de Unamuno. Y vamos a comprobar lo que hemos aprendido.
2. Los conocimientos literarios no se demuestran reproduciendo como papagayos una teoría que hemos metido en la cabeza de memoria (por la vía del esfuerzo que supone la repetición). Entender la literatura implica integrar una gran cantidad de conocimientos, de eso que llamamos 'cultura' (aquí entra la historia, la filosofía, la mitología, etc...; también la historia de la literatura, con sus autores y demás), y haber adquirido competencias específicas de lengua y valores estéticos.
3. Ya vale de rollos. Aquí tenéis un texto para que practiquéis un examen planteado con los presupuestos que acabamos de decir. El nivel es de 4º ESO.

"Su maravilla era la voz, una voz divina, que hacía llorar. Cuando al oficiar en misa mayor o solemne entonaba el prefacio, estremecíase la iglesia y todos los que le oían sentíanse conmovidos en sus entrañas. Su canto, saliendo del templo, iba a quedarse dormido sobre el lago y al pie de la montaña. Y cuando en el sermón de Viernes Santo clamaba aquello de: «¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?», pasaba por el pueblo todo un temblor hondo como por sobre las aguas del lago en días de cierzo de hostigo. Y era como si oyesen a Nuestro Señor Jesucristo mismo, como si la voz brotara de aquel viejo crucifijo a cuyos pies tantas generaciones de madres habían depositado sus congojas. Como que una vez, al oírlo su madre, la de Don Manuel, no pudo contenerse, y desde el suelo del templo, en que se sentaba, gritó: «¡Hijo mío!». Y fue un chaparrón de lágrimas entre todos. Creeríase que el grito maternal había brotado de la boca entreabierta de aquella Dolorosa -el corazón traspasado por siete espadas- que había en una de las capillas del templo. Luego Blasillo el tonto iba repitiendo en tono patético por las callejas, y como en eco, el «¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?», y de tal manera que al oírselo se les saltaban a todos las lágrimas, con gran regocijo del bobo por su triunfo imitativo.
[...]
En el pueblo todos acudían a misa, aunque sólo fuese por oírle y por verle en el altar, donde parecía transfigurarse, encendiéndosele el rostro. Había un santo ejercicio que introdujo en el culto popular, y es que, reuniendo en el templo a todo el pueblo, hombres y mujeres, viejos y niños, unas mil personas, recitábamos al unísono, en una sola voz, el Credo: «Creo en Dios Padre Todopoderoso, Creador del Cielo y de la Tierra...» y lo que sigue. Y no era un coro, sino una sola voz, una voz simple y unida, fundidas todas en una y haciendo como una montaña, cuya cumbre, perdida a las veces en nubes, era Don Manuel. Y al llegar a lo de «creo en la resurrección de la carne y la vida perdurable» la voz de Don Manuel se zambullía, como en un lago, en la del pueblo todo, y era que él se callaba.”

Las cuestiones que se podrían plantear:

1. Redacta un resumen sin dejar de omitir los significados principales (pertinentes) del texto.
2. Cita las frases que consideres más representativas para explicar el tema y enúncialo brevemente.
3. Qué relación guarda el tema del texto con el conjunto de la obra y el pensamiento de Unamuno.

La solución... AQUÍ. ¡Solo para comprobar que lo has hecho bien! No te engañes a ti mismo...

Azorín. Comentario de texto. Solución

ASEGÚRATE DE QUE HAS RESPONDIDO CORRECTAMENTE.
REVISA TU EJERCICIO ANTES DE IR A LA SOLUCIÓN.
¡NO TE ENGAÑES A TI MISMO!

Texto de Unamuno. Solución.

Presentamos una posible solución a las preguntas que se hacen. Lógicamente, la redacción es libre y depende de cada uno. Pero los contenidos, las ideas, tienen que ser las mismas que podéis encontrar aquí.

Lo primero, evidentemente, es buscar en un diccionario las palabras que no conocemos. Siempre. Aunque no se pida.

1. Resumen. La manera más práctica y sencilla es por párrafos:

a) Del primer párrafo destacaríamos el poder de su voz, que era capaz de conmover a todos los que lo escuchaban. Especialmente cuando el Viernes Santo decía “¡Dios mío... ¿por qué me has abandonado?”, citando las palabras de Jesús en la cruz. Esto es significativo porque se pueden aplicar al ‘sacrificio’, martirio del propio don Manuel. Esta semejanza con la Pasión de Cristo queda patente por el hecho de que el autor también compara a la madre del cura con la Dolorosa. Finalmente, Blasillo se convierte en imitador del cura, repitiendo por el pueblo estas palabras (que se convierten en un motivo temático muy importante).
b) En el segundo párrafo el autor vuelve a destacar la importancia de la voz de don Manuel.  En este caso nos sitúa en el momento del rezo colectivo del Credo y nos dice que la voz del cura, aunque al unísono con la del pueblo - como una montaña - ,  se oía potente  - como si fuera la cumbre de esa montaña - , salvo cuando tenía que declarar la profesión de fe en “la resurrección de la carne y la vida eterna”: entonces no destacaba de la de los demás, sino que parecía que se sumergía en la de todo el pueblo - como si se zambullera en un lago -, como si se callara. La repetición de ‘lago’ y ‘montaña’ (que se habían mencionado en el primer párrafo) parecen adquirir significados simbólicos a tener en cuenta.

2. Las frases más representativas serían:

a) “Su maravilla era la voz, una voz divina, que hacía llorar.”
b) ”Y cuando en el sermón de Viernes Santo clamaba aquello de: «¡Dios mío, Dios mío!, ¿por qué me has abandonado?», pasaba por el pueblo todo un temblor hondo como por sobre las aguas del lago en días de cierzo de hostigo. Y era como si oyesen a Nuestro Señor Jesucristo mismo...”
c) “En el pueblo todos acudían a misa, aunque sólo fuese por oírle.... Y al llegar a lo de «creo en la resurrección de la carne y la vida perdurable» la voz de Don Manuel se zambullía, como en un lago, en la del pueblo todo, y era que él se callaba”

Según esto, la idea principal del texto es el sufrimiento del cura,  don Manuel Bueno, por su pérdida de fe en la vida eterna. Esta pérdida de la fe se expresa de dos maneras: como abandono de Dios y así se lo hace saber en forma de pregunta a imitación de Jesús en la cruz; y como lucha interior, pues procura por todos los medios ocultar a su pueblo esa pérdida de fe, zambulléndose en él.

3. Relación del tema del texto con el conjunto de la obra y pensamiento de Unamuno.

a) Lucha fe-razón. Sabemos que Unamuno fue un escritor (novelista, poeta y ensayista) obsesionado por el tema de la lucha entre fe y razón, que él llamó ‘agonía’, del griego ‘agón’, lucha. Este tema se repite tanto en sus ensayos como en sus novelas. De los primeros podemos citar “La agonía del cristianismo”, “El sentimiento trágico de la vida”; de las segundas, la más representativa es precisamente “San Manuel Bueno, mártir”. 
b) En todas ellas hay una preocupación por el sentido de la existencia que acercan a nuestro autor al existencialismo - Unamuno es el pensador, el filósofo de la Generación del 98 - , aunque la solución final para Unamuno es la que expone en “San Manuel...”: hacer felices a los demás, permitir que vivan con la ‘ilusión’, la esperanza de que hay algo más allá de la muerte.
c) La tendencia de Unamuno a interiorizar, a explicar las ideas, le llevó a novelas donde los personajes viven como dentro de sí mismos, en un continuo monólogo (o soliloquio), en una nebulosa de dudas sobre la realidad, donde se preguntan por su esencia, su identidad y el sentido de la vida. A este tipo de novelas Unamuno las llamó ‘nivolas’ y la más representativa es “Niebla”. Algunas de estas características están presentes en “San Manuel Bueno, mártir” 






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