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Cantigas de amigo: Martín Códax.

Pergamino Vindel (finales del s.XIII).
Contiene siete cantigas (letra y notaciones musicales) del trovador gallego 
que vivió en el entorno de Vigo (Pontevedra) hacia finales del siglo XIII y principios del XIV

Hemos leído en nuestro libro de texto "Ondas do mar de Vigo"
(con su traducción al castellano)
Ahora os invito a escucharla

Identificad el emisor, el receptor, el tema.
Localizad el estribillo, los paralelismos y el llamado "leixaprén"

La lírica primitiva de nuestra península.

Os dejo un vídeo que os explica las jarchas, las cantigas y los villancicos.
¡Para que no os aburráis con tanto libro...!
Pero tomad nota de las diferencias entre unas y otras...


Y sobre las cantigas:

Lectura de poemas.

Javier Sánchez Barranquero (ESO2ºB) lee "Paraíso en la nieve", de Antonio Colinas



Cuando la nieve va a llegar, se oye
Un silencio en los campos,
Un silencio en los cielos.
Luego, van descendiendo gruesos copos,
Los sientes en el rostro como un don
Y te vas despertando a nueva vida.

Avanzas en lo blanco lentamente,
Avanzas con el peso de lo negro
Que siempre hubo en ti,
Con lo que hiere y duele y nos enferma,
Con todo el mal que en siglos hemos hecho,
Con todo el mal que en siglos nos hicieron.
Mas, poco a poco, se aligera el cuerpo
Y el alma, extraviada en lo blanco,
Espacio es de sí misma.

¡Paraíso en la nieve!
Al fin, ya todo es blanco
En lo negro del hombre.
Hasta el aire tan frío que respiras
Te parece de fuego.
Y allá donde se posan tus dos ojos
La luz es una zarza que llamea,
Oímos el crujido de la luz.

Antonio Colinas (1946)

(El autor en Ni un día sin poesía)

Cuentacuentos muy original: Tacirupeca Jarro



Abíha nau vez nau ñani que se bamalla Tacirupeca.
Su drema le abíha chohe nau paca jarro y la ñani la bavalle tan a donume que doto el domun la bamalla Tacirupeca Jarró.
Un adí, su drema le diópi que sevalle nosu lestepas a su labuea que avívi al troo dola del quebos, ledodánmencorre que no se sevietutreen por el nomica, pues zarcru el quebos rae muy sogrolipe, ya que presiem badaan dochancea por llía el bolo rozfe.
Tacirupeca Jarró giócorre la taces con los lestepas y tasllega y se sopu en cnomica.
La ñani aníte que sarvetraa el quebos rapa garlle a saca de la talibuea, rope a llae no le bada domie.
De topron vio al bolo rozfe, que rae menore y ofe, telante de llae.
- ¿A dedón vas, Tacirupeca? ¿A dedón vas?- le jodi el bolo rozfe con su voz carron.
- Voy a saca de mi talibuea a lavarlle nau taces con tasllega, lestepas y miel- le jodi Tacirupeca.
- No yasva por tees nomica que es muy sogrolipe, teve jorme por see jotaa y rásgalle tesan- jodi el bolo rozfe a Tacirupeca.
Tacirupeca soy soca al bolo rozfe y se fue por el jotaa y llía se votutreen en el nomica dogienco resflo y doganju con las sasporima
Trasmien totan, el bolo se fue a saca de la talibuea, mólla a la tapuer y rróceen a la talibuea en un riomaar dociendi: tu necar es radu y javie, te rémeco puésdes.
Y se sopu el sónmica talibuea y se tióme en la maca doranpees a Tacirupeca.
Tacirupeca Jarró gólle daguiseen, dato tatencon y dotancan: rírata, rírata, rírata.
La ñani se cócera a la maca y vio que su labuea bataes muy dabiacam.
- Talibuea, talibuea, ¡qué joso más desgran nestie!
- Son rapa tever jorme- jodi el bolo rozfe dotanmii la voz de la labuea.
- Talibuea, talibuea, ¡qué jasreo más desgran nestie!
- Son rapa teíro jorme- jodi el bolo rozfe.
- Talibuea, talibuea, ¡qué tesdien más desgras nestie!
- Son rapa...¡ temerco jormeee!- y dociendi toes, el bolo rozfe se zólanbaa breso la ñani.
Tacirupeca órrico rafue de la saca de la talibuea y el bolo rozfe la bai a gerco rapa lasemérco.
Basapa por llía un dorzaca y chócues los tosgri de Tacirupeca y vio moco el bolo rozfe bai a semerco a la brepo ñani, cestonen tópuna con su tapecoes
y ¡pum, pum!
Tóma al bolo rozfe y vósal a la talibuea y a Tacirupeca Jarro.
Y rínloco, doraloco tees tocuen se ha dobacaa.

Romance del Conde Olinos. Anónimo.


Romance del Conde Olinos (anónimo),
en versión musicada de Joaquín Díaz y Nuevo Mester de Juglaría



La letra de este romance la tenemos en el libro de clase
y nos la vamos a aprender de memoria
para acompañar a Joaquín Díaz... ¡a coro!

Romance del corregidor y la molinera. Anónimo.

En la provincia de Huelva,
había un molinero honrado
que ganaba su sustento
con un molino arrendado
y era casado con una moza
que era una rosa
y era tan bella
que el corregidor, madre,
se prendó de ella.

La regalaba, la prometía
hasta que un día
le pidió los favores
que pretendía.

Responde la molinera:

-Vuestros favores admito,
pero siento si nos pilla,
mi marido en el garlito,
porque el maldito
tiene una llave,
con la cual cierra,
con la cual abre
cuando es su gusto,
expuesto es que nos pille
y nos dé un gran susto.

Responde el Corregidor:

- Me estoy haciendo una idea
de mandarle en el molino
algo que allí le entretenga.
Según lo digo, será de trigo
porción bastante.
Que lo muela esta noche
que es importante,
para una idea que tengo oculta
bajo la multa
de doce duros.
Así será del modo, estemos seguros.

Allí por aquel molino
ha pasado un pasajero
que entendía de moler
tan bien como el molinero:

- Si tienes ansia por irte a casa
vete tranquilo
que esta noche sin falta
se muele el trigo.

Ha salido el molinero
y a su casa ya se ha ido.
Les ha encontrado a los dos
como en harina metidos.

Vete tranquilo, buen molinero,
ve a tu molino
no dejes que el vecino
te muela el trigo.

(Anónimo)



Escucha la versión de Joaquín Díaz en nuestro blog
Niundiasinpoesiaguadalpin

Romances sonámbulo. García Lorca.

Romance sonámbulo

Verde que te quiero verde
Verde viento, verdes ramas
El barco sobre la mar
y el caballo en la montaña.
Con la sombra en la cintura
ella sueña en su baranda,
verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Verde que te quiero verde.
Bajo la luna gitana,
las cosas la están mirando
y ella no puede mirarlas.

Verde que te quiero verde.
Grandes estrellas de escarcha,
vienen con el pez de sombra
que abre el camino del alba.
La higuera frota su viento
con la lija de sus ramas,
y el monte, gato garduño,
eriza sus pitas agrias.
¿Pero quién vendrá? ¿Y por dónde?
Ella sigue en su baranda,
verde carne, pelo verde,
soñando en la mar amarga.

--Compadre, quiero cambiar
mi caballo por su casa,
mi montura por su espejo,
mi cuchillo por su manta.
Compadre, vengo sangrando,
desde los puertos de Cabra.

--Si yo pudiera, mocito,
este trato se cerraba.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.

--Compadre, quiero morir,
decentemente en mi cama.
De acero, si puede ser,
con las sábanas de holanda.
¿No ves la herida que tengo
desde el pecho a la garganta?

--Trescientas rosas morenas
lleva tu pechera blanca.
Tu sangre rezuma y huele
alrededor de tu faja.
Pero yo ya no soy yo,
ni mi casa es ya mi casa.

--Dejadme subir al menos
hasta las altas barandas,
¡dejadme subir!, dejadme
hasta las verdes barandas.
Barandales de la luna
por donde retumba el agua.

Ya suben los dos compadres
hacia las altas barandas.
Dejando un rastro de sangre.
Dejando un rastro de lágrimas.
Temblaban en los tejados
farolillos de hojalata.
Mil panderos de cristal
herían la madrugada.

Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
Los dos compadres subieron.
El largo viento dejaba
en la boca un raro gusto
de hiel, de menta y de albahaca.

--¡Compadre! ¿Dónde está, dime?
¿Dónde está tu niña amarga?
¡Cuántas veces te esperó!
¡Cuántas veces te esperara,
cara fresca, negro pelo,
en esta verde baranda!

Sobre el rostro del aljibe
se mecía la gitana.
Verde carne, pelo verde,
con ojos de fría plata.
Un carámbano de luna
la sostiene sobre el agua.
La noche se puso íntima
como una pequeña plaza.
Guardias civiles borrachos
en la puerta golpeaban.
Verde que te quiero verde,
verde viento, verdes ramas.
El barco sobre la mar.
Y el caballo en la montaña.
(De "Romancero gitano")

Federico García Lorca (1898-1936)









El Mester de Juglaría. El Cid Campeador.




[El Cid, que servía al rey Alfonso VI, fue atacado por el conde García Ordóñez, un gran amigo del rey. El Cid no pudo dejar sin vengarse el ataque y venció al conde, insultando su honor: le mesó la barba (le arrancó pelos de la barba). García Ordóñez se puso furioso y le habló mal del Cid al rey. El rey desterró al Cid. El poema comienza en el momento de salir de Burgos.]
1  
Con sus ojos muy grandemente llorando
tornaba la cabeza y estábalos mirando:
vio las puertas abiertas, los postigos sin candado,
las perchas vacías sin pieles y sin mantos
y sin halcones y sin azores mudados.
Suspiró mío Cid triste y apesadumbrado.
Habló mío Cid y dijo resignado:
"¡Loor a ti, señor Padre, que estás en lo alto!
Esto me han urdido mis enemigos malos".
2
Ya cabalgan aprisa, ya aflojan las riendas.
Al salir de Vivar, tuvieron la corneja diestra,
y entrando en Burgos, tuviéronla siniestra.
El Cid se encogió de hombros y meneó la cabeza:
"¡Albricias, Álvar Fáñez, que si ahora nos destierran
con muy gran honra tornaremos a Castiella!"
3
 
Mío Cid Ruy Díaz por Burgos entróve,
van en su compañía sesenta pendones;
salen a verlo mujeres y varones,
burgueses y burguesas a las ventanas se ponen,
llorando de los ojos, ¡tan grande era su dolor!
De las sus bocas todos decían una razón
"¡Dios, qué buen vasallo, si tuviese buen señor!"
4
Le hospedarían con gusto, pero ninguno osaba:
que el rey don Alfonso le tenía gran saña.
Antes de la noche en Burgos entró su carta
con gran mandamiento y fuertemente sellada
que a mío Cid Ruy Díaz que nadie le diese posada
y aquellos que se la diesen supiesen vera palabra
que perderían sus bienes y además los ojos de la cara,
y aun además los cuerpos y las almas.
Grande duelo tenían las gentes cristianas;
se esconden de mío Cid, que no osan decirle nada.
El Campeador se dirigió a su posada;
cuando llegó a la puerta, la halló bien cerrada,
por miedo del rey Alfonso, así ellos acordaran:
que a menos que la rompiese, no se la abrirían por nada.
Los de mío Cid a altas voces llaman,
 
los de dentro no les querían responder palabra.
Aguijó mío Cid, a la puerta se llegaba,
sacó el pie del estribo, un fuerte golpe daba;
no se abre la puerta, que estaba bien cerrada.
Una niña de nueve años a mío Cid se acercaba:
"Ya Campeador, en buen hora ceñiste espada
"El rey lo ha vedado, anoche entró su carta,
"con gran mandamiento y fuertemente sellada.
"No os osaríamos abrir ni acoger por nada;
"si no, perderíamos los bienes y las casas,
"y aún además los ojos de las caras.
"Cid, en nuestro mal vos no ganáis nada;
mas el Criador os guarde con todas sus virtudes santas".
Esto la niña dijo y tornó para su casa.
Ya lo ve el Cid que del rey no esperaba gracia.
Partióse de la puerta, por Burgos aguijaba,
llegó a Santa María, luego descabalga;
hincó las rodillas, de corazón rogaba.
La oración hecha, luego cabalgaba;
salió por la puerta, el río Arlanzón pasaba.
Junto a la villa de Burgos en la glera acampaba,
mandó plantar las tiendas, después descabalgaba.
Mío Cid Ruy Díaz, el que en buen hora ciñó espada,
acampó en la glera que nadie le abre su casa;
están junto a él los fieles que le acompañan.
 
Así acampó mío Cid como si fuese en montaña.
"Castilla", de Manuel Machado,
(una versión modernizada del episodio 4º del Cantar),
recitados por Manuel Dicenta.



El Mester de Juglaría. Teoría y actividades
Breve introducción teórica al Mester de Juglaría, con actividades para realizar tras la lectura de algunos fragmentos del Poema de Mío Cid. Primer curso de la ESO.
http://roble.pntic.mec.es/~msanto1/lengua/juglar.htm

Para saber más sobre el feudalismo:
http://averroes.ced.junta-andalucia.es/nsdelapaz/webquests/siervosyvasallos/proceso.html

Para terminar,
os invito a escuchar esta canción sobre El Cid. Lleva por título "Legendario"
y la canta un grupo de músicos españoles llamados "Tierra Santa".
Puedes escuchar sus canciones en Youtube.

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