¡Despedida!

El tiempo libre de verano da para hacer muchas cosas. Aprovechadlo bien, para disfrutar de las amistades, la familia, el deporte, vuestras actividades de ocio preferidas; pero no olvidéis que las palabras van siempre con vosotros y que tenéis que cuidarlas y tratarlas bien. Utilizadlas lo más correctamente posible, tanto oralmente como por escrito; practicad con ellas todo lo que podáis, ya sea en la lectura o la escritura creativa; incluso analizadlas, intentad “comprenderlas”, entender su comportamiento (verbo, sustantivo, adverbio, determinante,…) como si fueran vuestras mejores amigas, porque en verdad lo son. Y más que amigas, porque son parte de nosotros: estamos hechos de palabras. Nos llaman con un nombre propio, nos definen con adjetivos, los verbos dicen lo que hacemos y los sustantivos lo que somos o llegaremos a ser...
¡Basta de rollo! Solo quería despedirme... jajaja....
Enhorabuena a todos por el trabajo durante el curso y hasta la vuelta.
¡Sed muy buenos y muy muy felices! (o viceversa)
¡Y leed, leed mucho! (o viceversa)
Ciaoooooooooooooooooooooooooooo

Las fábulas.

En las fábulas, los animales se comportan como personas, para mostrarnos los errores y los defectos que tenemos. Así, de ellos aprendemos (moraleja) la astucia, la paciencia, la mansedumbre, o las consecuencias negativas de la avaricia, el orgullo, la vanidad, la ignorancia. Uno de nuestros grandes poetas contemporáneos, Ángel González (1925-2008), explicó muy bien el sentido de las fábulas en un poema titulado "Introducción a las fábulas para animales":

"Durante muchos siglos
la costumbre fue ésta:
aleccionar al hombre con historias
a cargo de animales de voz docta,
de solemne ademán o astutas tretas,
tercos en la maldad y en la codicia
o necios como el ser al que glosaban.
La humanidad les debe
parte de su virtud y su sapiencia
a asnos y leones, ratas, cuervos,
zorros, osos, cigarras y otros bichos
que sirvieron de ejemplo y moraleja,
de estímulo también y de escarmiento..."

  (De "Palabra sobre palabra")

La tradición de las fábulas se remonta a tiempos inmemoriales. Desde los orígenes de la literatura (de cualquier literatura) los hombres cultivaron este género, hicieron hablar a los animales y los convirtieron en espejo del alma humana, conjugando a la vez arte, diversión y enseñanza. En este sentido, muchos cuentos folklóricos, como el de Caperucita y el lobo, están emparentados con las fábulas.
En nuestra literatura destacamos las fábulas de Féix Mª de Samaniego  y de Tomás de Iriarte, que vivieron en el siglo XVIII, llamado Siglo de la Razón, de las Luces o Ilustración. Fue una época caracterizada por el racionalismo y el afán de aprender.

Sin duda, una de las fábulas más popular es la de "La cigarra y la hormiga". En Youtube podrás encontrar con facilidad versiones de Disney. Aquí te ofrecemos otra... más original: la que cuenta nuestro oscarizado Javier Bardem en la película "Los lunes al sol".


En "A media voz" y en "Siete calderos mágicos" puedes leer las fábulas de Samaniego.
En "Cuentos y fábulas", las de Iriarte. Y puedes escuchar grabaciones sonoras de las de este último autor en "Cervantes virtual".
Elige la que quieras y danos un breve resumen y una opinión personal en un comentario a esta entrada. 

¡Ya tenemos diálogo ganador!

Caperucita llama a la puerta.
- ¿Puedo pasar?
- La puerta está abierta. Pasa - dijo el lobo con voz débil.
- Abuelita, ¿qué tal estás? Te he traído unos dulces que ha preparado mamá para ti.
- Muy bien. Déjalos en la mesa.
Caperucita se sentó al final de la cama de su abuela.
- ¡¡Ahhhh!! - gritó Caperucita - ¡Qué uñas más largas tienes!
- ¿Qué dices?
- Abuelita, ¿estás sorda? Te he dicho que tienes unas uñas muy afiladas y largas.
- Ya, Caperucita, es que no me las corto desde hace mucho tiempo. ¿Qué es eso que hay encima de la mesa?
- Abuelita, ¿también estás ciega? Son los dulces que te ha hecho mamá. ¿Quieres comerte uno ahora?
- Bueno, vale - Dijo el lobo, poniendo cara de asco.
Caperucita cogió un dulce de la cesta.
- Toma, aquí tienes.
- Gracias.
El lobo le dio un bocado al dulce y dijo:
- ¡Esto no sabe a nada! ¡Esta cosa está malísima!
- Abuela, ¿cómo que no sabe a nada? Me he comido uno por el camino y estaba más dulce de lo normal.
- ¡Pues yo no me como eso! Tráeme un poco de caldo que tengo en la cazuela.
Caperucita se levantó de la cama y le puso un poco de caldo a su “abuela”, en un cuenco.
- A ver si esto te gusta más.
- Eso espero - dijo “la abuela” oliéndolo - Yo no sé cómo sabrá, porque olor, lo que se dice olor, no tiene.
- ¡Abuelita! ¡Pero si huele a caldo hasta el baño!
- Que no, que no. Yo esto tampoco me lo tomo.
“La abuela” le da el cuenco a Caperucita para que lo lleve a lavar. Al pasar, Caperucita le toca sin querer la pierna y dice:
- Abuela, ¿Hace cuánto que no te depilas?
- Desde … ¡desde que nací! ¿Algún problema?
- No, ninguno, lo único que tienes mucho pelo en las piernas. Pero lo tienes muy suave.
- ¿Qué dices Caperucita? Si mi pelo es más áspero que yo qué sé.
- Abuelita: yo creo que te estás quedando ¡sorda, ciega, sin olfato, sin gusto y sin tacto!

Autora: Belén Astolfi.

¡¡¡Enhorabuena!!!

Un soneto me manda el profe...

Nos ha salido un excelente imitador de Lope de Vega.
Mirad, si no:

"Me manda hacer el profe un soneto
y en mi vida me vi tan rayante;
catorce versos dice que es soneto,
burlando al profe, van tres delante.

 Yo pienso que suspenderé el examen
y estoy en camino de otro suspenso;
mas, si veo el siguiente examen,
no hay cosa que me espante en el suspenso.

Por el primer sueño estoy entrando
y aun parece que meteré la pata,
pues el curso se está acabando.

Estoy en camino de ser un patata;
yo sospecho que suspenderé todo;
contad si está hecho y haré una fogata."

 Miguel Barrientos.

[la foto ha sido retirada por solicitud del poeta
Las cosas son como son, nos guste o no nos guste
y no tienen vuelta...]

Un diálogo muy famoso...

Os propongo un trabajo sobre diálogo.
Todos conocemos el diálogo entre Tacirupeca y el bolo, cuando la niña lo encuentra en la cama y el malvado se hace pasar por la talibuea... Ese diálogo se podría alargar, añadiendo detalles e informaciones, según la imaginación y creatividad de cada cual, hasta casi convertirlo en una escena de obra teatral...


El que consiga alargarlo más tendrá... no sé. ¡Lo que queráis! ¡Venga! ¿Qué queréis? ¡Pedid y se os dará! (Pero no pidáis "positivos". Eso está muy visto.)

Luchando con el verbo... en voz pasiva.

Ya sabes que llamamos voz pasiva del verbo cuando el sujeto es "paciente", es decir, que "padece" la acción del verbo en vez de actuarla.
Es de muy fácil construcción: se basa en una combinación entre el verbo SER (nunca ESTAR) en el tiempo que corresponda, más el participio pasado del verbo que conjugamos; el verbo y el participio concuerdan con el sujeto paciente; en el caso del participio la concordancia es de género y numero.
En la voz pasiva, el sujeto que realiza la acción se llama "complemento agente" y va introducido por la preposición “por".
Todo esto se podía haber dicho más brevemente (que es lo que a vosotros os interesa, ¿no?) con una formulita:

 PACIENTE + PASIVA=[SER+PARTICIPIO]+POR+AGENTE 
     Este acueducto + fue construido + por + los romanos
     Los coches + son reparados + por + los mecánicos 
¡No hay más historia!............... 
¡A que es fácil, fácil, fácil!.........
Pues vamos al lío. Practica los ejercicios que encontrarás en los siguientes enlaces:
Comprueba si lo has hecho bien (tienes la opción de comprobar) y vete a clase preparado para hacer bien todas las oraciones sin ayuda de nadie.
¡¡Suerte!! ¡¡¡Y feliz aprendizaje!!


Blogs hermanados.