He aquí un escritor con toda su coherencia de 84 años a cuestas,
comprometido en la defensa de los más débiles,
y de los marginados, los excluidos, los divergentes, los heterodoxos.
He aquí el hombre que defiende integrar culturas, lenguas, religiones,
abolir fronteras (no digamos ya muros o vallas...)
como única vía de auténtico conocimiento, justicia y hermandad.
He aquí un Quijote redivivo, vestido de humilde ciudadano,
entre pastores (muy cultos) con esmoquin
y nobleza varia de la corte de los Duques (Reyes),
dando su discurso de la Edad de Oro.