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Carlos Álvarez, poeta social.

"Lección de historia" es un poema de Carlos Álvarez (ya sabéis: ¡el poeta jerezano nacido en 1933, no el barítono!), de su libro "Los poemas del bardo", del que también hemos leído en clase "Canción del pescador". Está dedicado a otro poeta, un gran maestro de la poesía social española llamado Blas de Otero (1916-1979).
Explicad los versos y palabras que aparecen subrayados; aunque muchas cosas no entendáis, no importa; hay que leer y preguntar: aquí me tenéis a mí - para eso me pagan... - ); entender lo que significa la poesía social y retener en nuestra memoria el nombre de Blas de Otero (si queréis más, entrad en el enlace...); y aproximarnos un poco más a los muy variados valores de la literatura. ¡Ánimo!

Dicen que el año mil novecientos treinta y tantos
la tierra de mi patria dejó de ser de tierra,
porque se convirtió en un suelo estéril
enemigo del trigo y de la lluvia;
que los ríos perdieron temblor y transparencia,
y supieron la forma concreta de la muerte;
que las noches no fueron compañeras del viento,
y los robles doblaron su medrosa estatura
temerosos de una bala perdida...
(mejor se entierra el plomo tras el pecho de un árbol
que entre las jóvenes ramas del hombre,
y mejor todavía
en la corteza muda de la tierra, en las minas...).
También dicen que en tiempos muy lejanos,
siglos y siglos antes del sputnik primero,
pero siglos más tarde
de que el hombre lograra que el sudor de otro hombre
llegara hasta sus manos con el brillo del oro,
también dicen que entonces
los ríos se secaron y el aire se hizo espeso
alguna vez en Gilboé y en Hiksos,
y en la llanura encrespada
de Maratón, bajo el cielo de Grecia.
No sé, yo no recuerdo.
Ni me teñí las manos con sangre filistea,
ni me importaron nada la ambición de Alejandro
ni la sed insaciable de Darío...
y del duelo entre Oriente y Occidente
- ese duelo pendiente todavía
según dice la prensa -,
del duelo entre Persépolis y Atenas,
ya sólo me interesa la hazaña del atleta
que corrió sin descanso
desde la última herida de lanza
hasta el canto primero del pueblo alborozado.
Son cosas ya pasadas:
historias de otros tiempos y otros hombres:
de los hombres que lucharon en Troya
o que sintieron miedo en las trincheras
unos minutos antes del combate en el Ebro...
Yo no sé de esas cosas:
yo soy un hombre que ha nacido más tarde,
alejado en el tiempo de Brunete y Guernika;
alejado del odio por amor a la tierra...
amigo de la tierra y enemigo del odio.

Recuerda también el poema "Canción del pescador
y escúchala interpretada por Aguaviva



Más poemas de Carlos Álvarez en esta web

La noticia. Realidad y ficción.

En 1938 el cineasta estadounidense Orson Welles tenía un popular programa de radio que consistía en adaptar obras de teatro y literatura a ese medio. El 30 de octubre de ese año Welles transmitió una adaptación de La guerra de los mundos, del novelista H.G.Wells. Al principio de la transmisión un locutor indicó que empezaba el programa y cedió la palabra a Welles. Entonces éste empezó sin más a recitar las primeras líneas de la novela (las que encabezan esta página) en tono dramático. Alguien que hubiera encendido la radio cuando hablaba Welles aún podría haber distinguido que se trataba de una ficción.Pero la adaptación que hizo Welles no era una simple lectura del texto de su casi homónimo Wells. La historia estaba disfrazada de programa musical interrumpido por informes noticiosos de que unos astrónomos acababan de ver unas extrañas explosiones en Marte. Luego un reportero entrevistaba a un astrónomo, que decía que no podía explicar qué estaba pasando. Al rato se veía caer del cielo un meteorito en Nueva Jersey. Después resultaba que era un objeto cilíndrico descomunal. Se reunía mucha gente para verlo hasta que el aparato se abría y del interior salían unas criaturas monstruosas. Se oían gritos, el reportero vociferaba. La atmósfera de la transmisión era de un realismo total. Los que no oyeron el principio del programa pensaron que un ejército marciano estaba invadiendo el mundo.
El programa de Orson Welles produjo histeria en masa. Hubo quien se encerró en el sótano de la casa con pistolas. Otros se pusieron toallas mojadas en la cara para protegerse del gas venenoso de los marcianos. El programa fue motivo de escándalo e indignación cuando se reveló la realidad. También demostró el poder de una narración bien hecha. Fue uno de los momentos más gloriosos (y terribles) de la historia de la radio.
Puedes escuchar el famoso programa de Orson Welles (en inglés) en internet en esta dirección

(Tomado de Redescolar)

La atracción de Welles por el periodismo se ve reflejada también en su película Ciudadano Kane, que ha quedado como obra maestra de la historia del cine. En ella hace un retrato demoledor del magnate William Randolph Hearst. Precursor del llamado amarillismo periodístico, Hearst llegó a poseer en sus mejores momentos 28 periódicos, diversas emisoras de radio y multitud de revistas e incluso productoras de cine. Orson Welles se convierte en esta película en un crítico lúcido de ese poder de los medios de comunicación que ya apuntaba a convertirse en el cuarto poder

Abdel

Un saludo muy cordial a todos los alumnos que en este curso se incorporan por primera vez a nuestro instituto y muy especialmente a los de 1º de la ESO. Para ellos va dirigida esta entrada. Queremos despertar vuestro interés por la lectura y que empecéis a leer ¡ya mismo! una de las novelas que hemos seleccionado para vosotros. Se trata de "Abdel", de la colección El barco de vapor (Edit. SM), y su autor es Enrique Páez. Si pincháis en el nombre del autor, podréis visitar su blog. Allí encontraréis muchas cosas interesantes... y entre ellas, este video en el que se cuenta el principio de la historia de Abdel. Una historia terrible como la de tantos refugiados que vemos estos días en la tele y los periódicos...





Para más información sobre Enrique Páez podéis visitar su página web, donde encontraréis datos biográficos, fotos, portadas de todas sus novelas y textos de algunas de ellas.
Feliz lectura.
Nos vemos en clase.

"Vivo en un cementerio, aunque no soy un muerto. Tampoco el enterrador. Soy un hijo del desierto escondido entre las tumbas de Marbella. Puede que la situación suene graciosa, pero no lo es en absoluto. Mi padre está en la cárcel. Yo soy menor de edad en un país extranjero, inmigrante ilegal, y sin documentos que me identifiquen. La policía me busca. Una banda de traficantes de droga me busca. Si alguno de ellos me encuentra estaremos perdidos, mi padre y yo.
Estamos en el mes de julio, así que al menos no hace demasiado frío por las noches. No tengo más ropa que la que llevo puesta. Tengo hambre. Apenas he comido desde hace tres días. También tengo miedo. Mucho miedo. Y no sólo a que me encuentren, sino porque el hecho de dormir junto a un montón de cadáveres no es lo que yo llamaría pasar unas buenas vacaciones. No me gusta estar aquí, pero no puedo abandonar a mi padre. Él confía en mí, estoy seguro. Yo soy el único que puede ayudarle, aunque no sepa cómo. De momento, mientras lo pienso, me refugio en este extraño mausoleo de la familia Ponce Santamaría. ¿A que no es nada divertido?"

Blogs hermanados.