Escribió en prosa sus primeras comedias (Eufemia, Armelina, Los engañados y Medora), en las que se aprecian influencias de Boccaccio, Plauto y autores italianos coetáneos, y en verso dos comedias de escenas breves en las que se presentan gran variedad de tipos (Comedia llamada Discordia y Cuestión de amor, y La farsa del sordo).
Juan Timoneda, a quien conoció durante una estancia en Valencia, se encargó de publicar sus obras, en tres volúmenes, en 1567 y 1588.
Su gran creación la constituyen los pasos, precedentes del entremés e intercalados en las comedias en prosa para entretener al público con una situación de trama sencilla y rápido desenlace, cuya gracia residía en la comicidad de las situaciones y los personajes, que se expresaban en un lenguaje vivo y coloquial. Algunos fueron publicados independientemente, y entre ellos destacan Las aceitunas, La carátula, El convidado, Cornudo y contento y Pagar y no pagar. De gran realismo y tono siempre popular, presentan a una serie de personajes tipificados, como el de la criada negra, la gitana o el bobo.