"Vivía al otro lado de esta montaña un conde que tenía una hermosa hija. La hija del conde gustaba ir a cazar sola, sin dejarse acompañar tan siquiera de los monteros. Un caballero de la vecindad solicitaba a la doncella pero ésta no correspondía a su amor.
Cierto día el caballero, recelando, por el desprecio de la doncella y sus escapadas solitarias al monte, que ésta acudiera a la cita de algún amante, la siguió furtivamente a una de sus cacerías. Cuando la joven llegó a lo más profundo del bosque el galán, oculto entre los árboles, vio cómo bajaba de su caballo y se despojaba de sus vestiduras. Pero el enamorado apenas pudo recrear sus ojos en la desnudez de su amada pues ésta, nada más quitarse su última prenda, se transformó en un enorme lobo blanco.
El lobo se alejó, internándose en el bosque. Oculto entre los árboles, sujetando su corcel, que pugnaba por huir aterrorizado, el caballero esperaba el final de su aventura.
A la caída de la tarde, el lobo blanco regresó, sus fauces aún tintas de sangre. El caballero pudo comprobar cómo, a diferencia de lo que ocurría con su caballo, el corcel de la doncella permanecía tranquilo junto al lobo. Éste se tendió sobre la ropa e inmediatamente recobró su forma de mujer. La doncella vistióse y, montando en su caballo, se dirigió a su castillo.
Varias veces siguió el caballero a su amada sin que se produjera la transformación. Tal como decía en el castillo, pasaba el tiempo entregada a la caza con más fortuna que la mayoría de los hombres. Pero un día volvió a despojarse de sus vestiduras y a convertirse de nuevo en aquel gran lobo blanco en que se había transformado la primera vez.
Mas ahora su galán no se limitó a esperar su vuelta. Apoderóse de los vestidos de la doncella y se alejó hasta un altozano desde el que podía divisar el claro del bosque donde se había producido la transformación. Desde allí pudo ver cómo al lubrican volvía el lobo blanco, cómo daba en vano vueltas y vueltas buscando sus vestidos, cómo aullaba desesperadamente y cómo, al final, se adentraba en el bosque. Nunca más volvió a aparecer. A veces algunos cazadores dicen que lo han visto, pero ninguno lo ha podido abatir."
Cierto día el caballero, recelando, por el desprecio de la doncella y sus escapadas solitarias al monte, que ésta acudiera a la cita de algún amante, la siguió furtivamente a una de sus cacerías. Cuando la joven llegó a lo más profundo del bosque el galán, oculto entre los árboles, vio cómo bajaba de su caballo y se despojaba de sus vestiduras. Pero el enamorado apenas pudo recrear sus ojos en la desnudez de su amada pues ésta, nada más quitarse su última prenda, se transformó en un enorme lobo blanco.
El lobo se alejó, internándose en el bosque. Oculto entre los árboles, sujetando su corcel, que pugnaba por huir aterrorizado, el caballero esperaba el final de su aventura.
A la caída de la tarde, el lobo blanco regresó, sus fauces aún tintas de sangre. El caballero pudo comprobar cómo, a diferencia de lo que ocurría con su caballo, el corcel de la doncella permanecía tranquilo junto al lobo. Éste se tendió sobre la ropa e inmediatamente recobró su forma de mujer. La doncella vistióse y, montando en su caballo, se dirigió a su castillo.
Varias veces siguió el caballero a su amada sin que se produjera la transformación. Tal como decía en el castillo, pasaba el tiempo entregada a la caza con más fortuna que la mayoría de los hombres. Pero un día volvió a despojarse de sus vestiduras y a convertirse de nuevo en aquel gran lobo blanco en que se había transformado la primera vez.
Mas ahora su galán no se limitó a esperar su vuelta. Apoderóse de los vestidos de la doncella y se alejó hasta un altozano desde el que podía divisar el claro del bosque donde se había producido la transformación. Desde allí pudo ver cómo al lubrican volvía el lobo blanco, cómo daba en vano vueltas y vueltas buscando sus vestidos, cómo aullaba desesperadamente y cómo, al final, se adentraba en el bosque. Nunca más volvió a aparecer. A veces algunos cazadores dicen que lo han visto, pero ninguno lo ha podido abatir."
Mi propuesta es que, siguiendo el ejemplo del niño Mario Vargas Llosa, continuéis la historia hasta darle otro final, o lo completéis con un principio. Extensión mínima: un folio por una cara; máximo, dos caras. Escrito a 1,5 de interlineado y con letra Times New Roman, 12. A la vuelta de vacaciones de Navidad, haremos un concurso entre todos los primeros de la ESO y habrá premio al cuento que mejor principio o final tenga...
Esta foto es solo un ejemplo. Podéis hacer una ilustración propia para vuestro relato |
6 Comentarios :
¡ME ENCANTA ESTA HISTORIA! :D
Creo que el siguiente libro debería ir de esta historia... ^o)
Posdata: Me gusta mucho la idea del concurso para imaginarnos la historia de ''La doncella loba''.
Yo creo que el ganador estará entre los alumnos de nuestra clase.
Me gusta mucho la idea de hacer el concurso,pero también podríamos hacer una pequeña obra de teatro con el ganador..
¡Pues lo haremos!.... Digo.
Y tú harás de doncella loba.... jajajaja
La/El que inventa hace! =) Jajajaja!
La historia de "La doncella loba", me parece interesante. TENGO MUCHAS GANAS DE CONOCER AL GANADOR!!! =]
La verdad, me ha gustado mucho la historia; ya que trata de una historia fantástica, pero en el modo en el que la han escrito, te hace sentir de que es realista.
Además, la idea del concurso me parece genial, ya que así mejoramos nuestra imaginación y como expresamos en papel.
La historia es espectacular, pero en la primera imagen sale con ropa y transformándose.
¡Qué detallista que soy!
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