En la hermosa tela se veían
entretejidas las silvestres diosas
salir de la espesura, y que venían
todas a la ribera presurosas,
en el semblante tristes, y traían
cestillos blancos de purpúreas rosas,
las cuales esparciendo derramaban
sobre una ninfa muerta que lloraban.
Y John Everett Millais (1829-1896) recreó la escena con sensibilidad prerrafaelista:
Casualidades de la vida (del arte)
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