Góngora es fácil... A ver, es como todo: tiene sus poemillas fáciles (romances, letrillas) y tiene otros poemas más serios (sonetos, octavas) en los que se pone serio, culterano hasta rabiar (hasta hacer rabiar al lector, quiero decir, porque es difícil enterarse de lo que dice). Este poeta-sacerdote debía de ser de armas tomar. No tenemos más que reparar un poco en este retrato que le hizo el gran pintor
Diego Velázquez en 1622:
Pero nosotros, como no somos tan agudos de ingenio que podamos entender su estilo oscuro culterano (el de la "
Fábula de Polifemo y Galatea" o "Las soledades") nos quedamos con este poemilla:
Ciego que apuntas y atinas,
Caduco dios, y rapaz,
Vendado que me has vendido,
Y niño mayor de edad,
Por el alma de tu madre
—Que murió, siendo inmortal,
De envidia de mi señora—,
Que no me persigas más.
Déjame en paz, Amor tirano,
Déjame en paz.
...
Amadores desdichados,
Que seguís milicia tal,
Decidme, ¿qué buena guía
Podéis de un ciego sacar?
De un pájaro ¿qué firmeza?
¿Qué esperanza de un rapaz?
¿Qué galardón de un desnudo?
De un tirano, ¿qué piedad?
Déjame en paz, Amor tirano,
Déjame en paz.
Diez años desperdicié,
Los mejores de mi edad,
En ser labrador de Amor
A costa de mi caudal.
Como aré y sembré, cogí;
Aré un alterado mar,
Sembré una estéril arena,
Cogí vergüenza y afán.
Déjame en paz, Amor tirano,
Déjame en paz.
...
(No hará falta traductor ¿no?)
Y como además nos gusta cantar... (y verlo así) pues lo cantamos:
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